Rantés dice venir de otro mundo, y por eso está encerrado en un neuropsiquiátrico. El doctor Denis, a cargo de su tratamiento, no le cree nada. Pero la relación que establece con el enigmático muchacho lo llevará a replantearse muchas cosas, su propia cordura entre ellas.
En esta escena, el doctor lleva a Rantés a presenciar un concierto al aire libre. Los acompaña Beatriz, una amiga del supuesto alienígena.
Lo que sigue es uno de los momentos cumbre del cine argentino: intenso, emotivo, inolvidable.
K-Pax: ¡no existís!
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