Los setentas marcaron el nacimiento (y la caída) de un subgénero que reportó millones de dólares para los grandes estudios: el cine catástrofe. Hubo para todos los gustos: terremotos, meteoros, inundaciones, abejas asesinas y edificios en llamas. Pero el tema que más imitaciones generó fue el de los accidentes aéreos. Aquí algunos ejemplos de la edad de oro y más acá.
Aeropuerto (Airport, 1970): La que hizo “estallar” el furor por las “disaster movies” y estableció las pautas del género: elencos multiestelares, protagonistas con más dramas que los muchachos de Gran Hermano, y un estilo básicamente televisivo. Un boing 707 lleva a bordo a un desequilibrado que hará estallar una bomba al volar sobre el Atlántico, todo para que su mujer pueda cobrar su seguro de vida. El explosivo por supuesto es detonado, y el avión averiado regresa al aeropuerto de donde partió, donde lo espera la peor tormenta de nieve en años y otro boing atascado en la pista de aterrizaje. Grandes estrellas de la época (Burt Lancaster, Dean Martin, Jacqueline Bisset, George Kennedy, Jean Seberg, Van Heflin), personajes más o menos vistosos (donde sobresale una anciana especialista en viajar como polizona), y una historia pobre pero que mantiene el suspenso hasta el final. En total se hicieron 4 partes oficiales.
Vuelo a las estrellas (Starflight One, 1983): Más de una década después, con tantos aviones destrozados, el subgénero no daba para más. No obstante hubo lugar para esta película que llevaba los límites hasta el espacio. Un nuevo tipo de avión hipersónico debe esquivar, en su vuelo inaugural, los restos de un satélite que pueden averiarlo severamente. La maniobra lo manda al borde mismo de la atmósfera debiendo afrontar varios inconvenientes: el oxígeno limitado, la falta de combustible, la reentrada en la atmósfera sin protección contra la fricción, y la actuación de Lee Majors (más conocido por su papel en la serie de tv El Hombre Nuclear). La ayuda clave partirá del novedoso para la época transbordador Columbia, con una frecuencia de vuelo que sería la envidia de mas de una línea aérea. Robert Englund hace una breve aparición como camarógrafo de un noticiero, años antes de calzarse los guantes de Freddy.
¿Y dónde está el piloto?/ ¡Aterriza como puedas! (Airplane, 1980): La gran comedia bizarra de los ochentas. Tan influyente e imitada como su versión “seria” (Aeropuerto), aunque en realidad parodiaba a otra película muy anterior: Zero Hour!, de 1957. La tripulación y los pasajeros de un vuelo de TWA Airlines sufren una descompostura mortal luego de ingerir pescado en mal estado. Con los pilotos y el navegante desmayados, deben tomar el control del vuelo una azafata y un ex piloto de combate traumado que no se anima a pilotar la nave. La seguidilla de gags absurdos revolucionó el género de la comedia, y abrieron el camino para que sus responsables (Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker) nos legaran otra saga clásica del género: La Pistola Desnuda. Una película que redefinió la carrera de Leslie Nielsen. Tuvo una segunda parte, Airplane II the sequel, que increíblemente parodiaba a Starflight One ¡antes de ser filmada!.
Con Air (1997): Una de Nicolas -agarro cualquier cosa- Cage. Y ojo, que a pesar de todo es uno de mis actores favoritos. En el film interpreta a Cameron Poe, un militar que sale bajo libertad condicional (acusado de homicidio tras liquidar al agresor de su esposa) y que es trasladado en un avión de máxima seguridad junto a otros presos muy muy malos. Todo se desmadra cuando el avión es tomado por Cyrus Grissom, uno de los peligrosos delincuentes. Acción de Blockbuster que permite pasar un agradable rato adrenalínico, con avión a punto de estrellarse sobre los casinos de Las Vegas. Acompañan John Cusack, John Malkovich, Steve Buscemi y Danny Trejo (¿para cuando Machete, the movie?)
¡Viven! (Alive, 1993): Tras producir muchas de las películas de Spielberg, Frank Marshall se largó a dirigir este drama basado en el accidente sufrido por un grupo de estudiantes y jugadores de rugby que viajaban a Chile. El vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la cordillera de los Andes en el año 1972. Una mala jugada del destino los dejó 72 días sin alimentos y soportando bajas temperaturas, traicioneros aludes y la muerte progresiva de los heridos. Suavizando algunas situaciones, la película también incluyó otros hechos puramente ficticios para contribuir a la fluidez narrativa. Una película que empieza por donde otras terminan: con el accidente aéreo. Ethan Hawke interpretó a Fernando Parrado, el sobreviviente que escribió el libro en el que se basó el guión.
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