12/10/11

Noche de miedo (Fright Night, 2011)

No tengo vergüenza en admitirlo. Desde el principio desconfié de esta remake. Tal vez porque el clásico de los ochenta quedó firmemente arraigado en mis recuerdos, tal vez porque siempre la consideré una de las mejores películas de vampiros y que no necesitaba una nueva versión, y porque los cambios que sabía que le habían hecho me parecían poco afortunados. Pero leyendo comentarios por aquí y por allá, de buenos a muy buenos todos ellos, me obligué a asistir a la sala del cine con un dejo de esperanza. Por suerte lo hice.

Noche de miedo sigue básicamente el argumento de “La hora del espanto”. Charley (Anton Yelchin) es un adolescente que vive solo con su madre (Toni Collette) en un barrio ubicado en las afueras de Las Vegas, un rectángulo de casitas en medio del desierto. Un buen día descubre que junto a su casa se instaló Jerry, un vecino nuevo (Colin Farrell), y simultáneamente sus compañeros de colegio empiezan a desaparecer. Ed, su mejor amigo, (interpretado por Christopher Mintz-Plasse, el inolvidable McLovin de Superbad), le asegura que el responsable es un vampiro, pero Charley descree de ello hasta que el joven desaparece. A partir de allí una serie de eventos extraños le confirman la sospecha de que realmente hay un vampiro, y que el mismo no sería otro que su nuevo vecino. Ante la incredulidad de su madre y de su novia Amy (Imogen Poots), Charley buscará la ayuda de un showman de Las Vegas llamado Peter Vincent (David Tennant).


Una de las claves que evitó que esta remake fuera una decepción tiene que ver con que el mismo Tom Holland (guionista y director de la original) fue el que escribió esta versión actualizada, antes de pasar por el tamiz de Marti Noxon. Un hecho no menor que se ve reflejado en el respeto hacia el original.

Por supuesto que hay cambios, y muchos, que hay que mencionar. En esta oportunidad el vampiro no tiene compañero, y el juego de seducción con sus vecinos es breve (Jerry es muy poco paciente y apenas se ve acorralado ataca salvajemente). Tal vez el más relevante tiene que ver con la profesión de Peter Vincent. De un maduro y fracasado presentador de películas de medianoche, pasa a ser un exitoso mago del estilo Criss Angel, pero gracioso. La apuesta más arriesgada termina siendo un hallazgo gracias a la gran interpretación de David Tennant, que genera risas y una aceptación casi inmediata.

También hay que destacar que la historia no es una copia exacta de la original. Como contra hay que decir que la trama es más lineal y algo menos compleja, todo sucede más rápido y se apela muy seguido al sobresalto fácil. Exigencias de una época en donde se privilegia el efectismo y las introducciones breves.

Hay muchos guiños que el fanático como yo agradece: Jerry sigue siendo adicto a las manzanas, se conserva la horrible transformación de la boca cuando los vampiros se enojan, pero tal vez la mejor tiene que ver con la breve aparición de Chris Sarandon (el vampiro de la original) como un conductor que sufre un accidente automovilístico mientras la familia escapa.

El apartado 3D parece estar por encima de la media, sobre todo gracias a los objetos que vuelan hacia el espectador en los momentos clave y que contribuyen a los sobresaltos. Y digo “parece” porque en la sala que ví la película (Cinemark Santa Fe, Argentina) la luminosidad del proyector estaba mal calibrada y el efecto se perdía. Ciertas escenas nocturnas eran tan oscuras que incluso sin lentes apenas se distinguía lo que pasaba.


Sin dudas una buena remake, aunque no alcance la frescura de la original de 1985, que el director Craig Gillespie (el mismo de Lars and the real girl y la serie United States of Tara, protagonizada por la propia Toni Collette) conduce firme y sin fisuras.




¡ASÍ SÍ!: Colin Farell ofrece una muy buena interpretación del chupasangre. Buen uso del 3D. La nueva Amy, de una belleza suprema.

¡ASÍ NO!: El oscuro tono del nuevo milenio le quitó la frescura que tenía su predecesora.




1 comentario:

Señor Potoca dijo...

Gracias por este artículo comparativo, yo también soy un nostálgico de los 80 y me has convencido de no ir a verla.