Un clásico del fungore japonés. Mencionada en diversas oportunidades en este blog (tal como a su director, Noboru Iguchi), la película trata de una venganza salvaje. Ami sufre la pérdida de su hermano en manos de un grupo yakuza, y no parará hasta hacerles pagar su dolor. Demente como pocas, es una colección de malos efectos especiales, colegialas bravísimas, ninjas sin escrúpulos, decapitaciones en primeros planos, desmembramientos varios, y mucho humor. Si soportan los primeros cinco minutos, seguramente pasarán una gran velada que no olvidarán fácilmente.
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