Había comentado anteriormente Hombre de la Tierra (noten que no usé la palabra “criticado” a pesar de que parezca que hago “eso”). Dicha película tiene en común con ésta dos virtudes que se vienen extrañando: el bajo presupuesto combinado con una propuesta novedosa. Y aunque Paranormal Activity utiliza el regastado recurso del falso documental puesto de moda por The Blair Witch Project (1999), lo hace en un contexto diferente y muy atractivo.
Cuando el subgénero de casas encantadas parecía agotado, el israelí Oren Peli nos cae con esta película filmada en su propia vivienda, durante una semana, y con muy poco dinero. Y lo hace convirtiendo en hostil el lugar donde nos sentimos más seguros (nuestro hogar), y a la vez más vulnerables (la cama, mientras dormimos). ¿Hay algo más terrorífico que eso?
La historia es bastante simple: Katie y Micah descubren que en su nueva casa se suceden extraños fenómenos. Micah compra una videocámara, con la que registra lo que vemos en el film. Su idea es dejarla encendida durante toda la noche, en su dormitorio, para verificar si son víctimas de la visita de fantasmas.
Las grabaciones, efectivamente, indican que pasan cosas poco comunes. Cosas que por ser sutiles, realistas, y sin despliegue de sofisticados efectos visuales, causan más impacto. Porque es muy difícil que lleguemos a ver una procesión de espíritus en el living de nuestra vivienda como sucedía en Poltergeist (1982), pero muy factible que escuchemos sonidos extraños cuando pensamos que estamos solos en plena noche.
Mucha gente que la vió le critica esa falta de sobresaltos continuos, sangre y efectos especiales. A ellos solo puedo decirles que sigan viendo films de terror, y que dentro de 10 años volvamos a hablar. Con la cabeza quemada por tanta fórmula repetida, es inevitable no volver a encontrar el disfrute (y el escalofrío) en lo simple. Porque esta no es una película de sustos, es una de miedo puro. Y las diferencias entre ambas categorías son enormes.
No obstante todo lo bueno que remarqué, hay que decir que la película no es perfecta. La temeridad con que Micah enfrenta los hechos paranormales es poco creíble. El caso de posesión mencionado en un momento del film termina siendo forzado e irrelevante. Además se podrían haber aprovechado mejor ciertos elementos y situaciones que son pasadas por alto, como la alarma de la casa o la piscina.
Otro punto flojo atañe a la duración de los momentos diurnos y nocturnos. Hubiese mejorado el crescendo del miedo si los primeros se hubieran ido acortando y los segundos ampliando con el correr de la historia, pero el director optó por no modificar el esquema del inicio. Tal vez por ello pueda resultar menos tétrica de lo esperado.
Pero a no confundirse, cuando cae la noche y la cámara empieza correr, se la pasa mal. Realmente mal. Y si siguen mis consejos iniciales sobre cómo verla, podrán vivir una experiencia inmersiva que no se consigue ni con el más sofisticado sistema 3D, anteojitos mediante.
Notita final: El film se rodó con una sola cámara, invirtiendo menos de 15.000 dólares en total. Hasta octubre había recaudado en el país del norte más de 65 millones, y está en camino a convertirse en la película independiente más rentable de todos los tiempos. Su distribución es por demanda, es decir, la gente tiene que pedir que la estrenen en su localidad a través de internet.
¡ASÍ SÍ!: No revolucionará el género, pero provoca escalofríos legítimos, que es lo que importa.
¡ASÍ NO!: Los rellenos forzados e innecesarios.
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