Inspirada en el universo creado por el mítico escritor (y no en una obra concreta suya), la historia comienza con la desaparición de Luisa Llorente, una experta en tasasiones de inmuebles antiguos, que acude a inventariar la enigmática mansión Valdemar (claro homenaje a otro escritor oscuro: Poe). El presidente de la compañía inmobiliaria (Eusebio Poncela) decide contratar a un investigador privado para que la busque sin que la policía ni la prensa se enteren. La situación es grave ya que es la segunda desaparición de un empleado de la empresa en la lúgubre construcción.
Lo más flojo de esta producción española tiene que ver con el desarrollo de lo descrito anteriormente. Diálogos, personajes y sustos de manual que huelen tan mal como la propia mansión. Salvo los interesantes títulos iniciales, el resto no genera demasiado interés hasta que la presidenta de la fundación Valdemar le cuenta al investigador la historia de la mansión y de sus habitantes originales.
La película dá entonces un giro rotundo y el extenso flashback la transforma en un muy digno homenaje a la obra de Lovecraft. Haciendo gala de una excelente recreación de época, nos ubicamos a fines del siglo XIX con Valdemar y su mujer regenteando un asilo de niños y falseando sesiones espiritista para sacarle dinero a los ricos. No quiero revelar mucho más, salvo que el destino lo cruzará con un personaje que le propondrá realizar un rito de peligrosas implicaciones: el mismísimo Aleister Crowley.
Aunque los efectos especiales son escasos y recién irrumpen hacia del final, quedé asombrado por el nivel que mostraron los muchachos de Onirikal Studio. Está claro que no estamos en Hollywood, pero los resultados no tienen nada que envidiarle a las producciones promedio de USA.
Las actuaciones no son el fuerte de “La Herencia...”, aunque destaco sin lugar a dudas al ícono del terror español, Paul Naschy, en una de sus últimas actuaciones (se lo verá póstumamente en la segunda parte).
El film fue destruído por la crítica y por el público en diferentes foros, sobre todo por concluir abruptamente luego del flashback, y dejando la trama principal inconclusa. Desde ese punto de vista estoy de acuerdo conque no fue la mejor decisión del director: hubiese estado mejor plantear en este film sólo la historia del siglo XIX, y narrar los eventos presentes directamente en la segunda parte. Lo que sospecho también es que fue injustamente criticado por su homenaje directo al terror gótico de la Hammer y otros productos similares de la década del sesenta. Quienes amamos esa etapa del cine de terror valoramos el logrado clima de historia clásica con sobreactuaciones deliberadas. Pero también sé que los jóvenes que hoy consumen productos como “El juego del Miedo” y salvajadas donde lo que predomina es lo explícito, acabarían haciendo con ella una carnicería. Seguramente de allí surgió la necesidad de unir como gancho las historias de ambas épocas. Un recurso marketinero que terminó volviéndose en contra.
El director José Luis Alemán en persona tuvo que salir a defender su producto, y a pedir perdón a los fans, en una carta pública que pueden leer aquí.
Trailer. Ojo que revela más de lo deseable.
La Herencia Valdemar II: La Sombra Prohibida, se estrenará en España en pocos días, el 28 de enero. El trailer promete la participación estelar del mismísimo Cthulhu. Como la historia del siglo XIX está agotada, esperemos que el director corrija todo lo malo de la trama principal ya que los eventos del presente dominarán la historia. En breve conoceremos los resultados. Por lo pronto la gente que la vió en Sitges habló favorablemente de ella, lo que personalmente me llena de expectativas.
¡ASÍ SÍ!: Muy buen nivel de producción, mérito a destacar considerando que no contó con subvención oficial. Logrado clima lovecraftiano, a pesar del trasfondo romántico. Adecuada banda sonora.
¡ASÍ NO!: Las actuaciones en general. El tramo que transcurre en el presente rebosa de mediocridad.
1 comentario:
La película no es mala, pero tampoco es buena... Y bueno, teniendo en cuenta la cantidad de dinero que se gastaron, hay cosas que no me llegaron a gustar.
Lo que más me gustó, aparte de la aparición de ese muerto viviente, es sin lugar a dudas la actuación de Paul Naschy, que es la que menos desentona de todas. Realmente está magnífico. Lamentablemente en su segunda parte (que tiene los mismos hallazgos y fallos que la primera), su aparición es más bien anecdótica...
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