Ana (la bella y principiante Manuela Vallés) es una muchacha con habilidades para la pintura que vive con su padre en una cueva. Su vida cambia cuando la descubre Justine (Charlotte Rampling), una mecenas que la lleva a vivir a un caserón de Madrid junto a otros artistas para que desarrolle sus dotes. Ana tiene dos problemas: nunca se enamoró, y no puede soñar mientras duerme. Ambas cuestiones parecen cambiar cuando conoce a Said (Nicolas Cazalé), árabe hijo de refugiados saharauis que comparte su pasión con la pintura. La aparición de un hipnotizador le ayudará a comprender ciertos arrebatos que tiene durante el día, que van acompañados de visiones y emociones angustiantes. Y es que parece que son recuerdos de vidas anteriores, vidas en las que fué mujer y terminó asesinada prematuramente.
Medem es uno de los directores más personales del nuevo cine español. La tragedia y el virtuosismo visual rebosan en cada una de sus obras, condimentado todo con una gran dosis de mensaje críptico y segundas lecturas. Receta arriesgada que puede poner a cualquiera al borde de la más burda pedantería. Y este es el caso de "Caótica Ana".
Podemos imaginarnos que la muerte de su hermana, de nombre homónimo, y que generó la base de esta película, no le debe haber sentado nada bien. No se entiende sinó este cúmulo de referencias a la guerra en Irak, las culturas indígenas americanas, árabes desterrados, padre con cáncer, artistas que sólo piensan en sexo, y más etcéteras, que culminan redondeando un film ingenuamente feminista y maniqueo.
Luego de un prólogo más que prometedor, la historia sigue el conteo de las regresiones hipnóticas a las que es sometida la protagonista: desde su vida "normal", afectada por brotes de recuerdos de las otras mujeres que fue, hasta la revelación final y su aceptación o nó de esta situación.
SPOILER-No leer si no vieron la película
Resulta por lo menos intolerable la descarada carga panfletaria de la película, en donde el amor de Ana es un árabe, y donde la encarnación de los hombres malos resulta ser un político norteamericano. Tan descarado como el mensaje opuesto que brota del cine patriotero de los USA, en los que ellos resultan ser la garantía de las democracias mundiales, y los de creencias musulmanas simples terroristas. A su vez, que ella represente una especie de vengadora contra el despotismo de los "hombres
malos" que gobiernan el mundo a base de guerras, huele a feminismo barato. Ah, y que su origen primigenio se corresponda con una nativa norteamericana resulta políticamente coherente con lo que expresé al principio.
FIN DE SPOILER
En esta cinta llama la atención la variedad de acentos, que nos obligan a prestar atención extra para no perder ni una sola línea de diálogo: acento español nativo, acento afrancesado, acento norteamericano, y acento a Bebe. Con los tres primeros no
tuve problemas. (¿En qué dialecto extraterreno habla esta chica, por Dio'?).
Para que no se sorprendan cuando vean mi calificación, he de decir a favor de la película que tiene un magnetismo absorbente, magnetismo que nos impulsa a acompañar a esta chica en su descubrimiento interior con sumo interés, que mantiene un suspenso
narrado bellamente con imágenes cuidadas, y un hilo narrativo que revela con precisión lo suficiente como para mantenernos atados a la silla sin aburrir.
Queda en ustedes determinar cuán caótica es esta aventura de mr. Medem.
LO MEJOR: Estéticamente interesante. Muy bien narrada. No se sienten las 2 horas que dura.
LO PEOR: La moralina subyacente. Alquien que le haga el doblaje a Bebe, por favor. ¿Todos los artistas viven tan "en celo" como se muestra aquí?.
PD: Voy a empezar a agradecer a la gente que me ayuda a descubrir películas. Gracias María por el dato. Este es un tipo de película que de otra forma nunca vería.
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