Para darnos una idea del tipo de película que nos ocupa: la historia comienza con una nave espacial que llega a los anillos de Saturno. Desde allí, uno de los astronautas contempla el sol, pero algo falla. Una descarga de algo lo ciega, y termina despertando en la Tierra. Lo gracioso es que nunca vemos la nave espacial, salvo el interior de la cabina. Ni siquiera se muestra a Saturno, apenas contemplamos unas imágenes documentales del Sol. Presupuesto casi nulo para una clase Z que estuvo hecha para cine pero que parece un telefilme.
El astronauta, al despertar en el hospital, descubre que su cuerpo está derritiéndose. Sin que medien explicaciones convincentes, escapará y hará enchastres por doquier. Y no me refiero solamente a que partes de su cuerpo semilicuadas ensuciarán pisos y cuanto elemento toque, sinó a que dejará tras de sí un reguero de cadaveres mutilados y en condiciones similares a la suya. Un general y un médico conocido suyo le seguirán el rastro, intentando detener tanta barbarie.
De esta manera la película se transforma en una galería de personajes de todo tipo que se encuentran con el hombre derretido y acaban muy mal. No hace falta aclarar que estamos ante un producto clase Z explícito, repleto de baches argumentales, diálogos patéticos, y montaje de aficionado. Que para quienes buscan una peli de esta clase, donde el efectismo busca superar cualquier atisbo de racionalidad, no está nada mal.
Trailer para TV.
Por suerte el film cuenta con el oficio de Rick Baker, quien consigue con su trabajo ser el centro de interés de tanta calamidad. Baker es uno de los hacedores de efectos de maquillaje más importantes de todos los tiempos. Habiendo dado sus primeros pasos con el maestro Dick Smith en El Exorcista (1973), salvó del ridículo a la King Kong de 1976. Como el gigantesco robot construído por Carlo Rambaldi apenas podía guiñar un ojo, Dick terminó construyendo y usando personalmente un traje de simio, que es el que se ve en la mayor parte del film. En 1977, año de Viscosidad, se encargó ni más ni menos que de crear los maquillajes de las criaturas de la taberna de La Guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977). Y en 1981 fue el primer técnico en efectos especiales que recibió un Oscar por la transformación de Un Hombre Lobo Americano en Londres (An american Werewolf in London, 1981). Otros de sus trabajos incluyen Pie Grande y los Henderson, Gorilas en la Niebla, Videodrome, los bebés mutantes de It´s Alive, Greystoke, y la caracterización de Martin Landau como Bela Lugosi en el film Ed Wood de Tim Burton.
En Viscosidad construye un cuerpo semilíquido bastante efectivo y unos cadáveres desvicerados que parecen haberse llevado todo el presupuesto de la película.
Mi recomendación para ver una noche de Halloween mientras se cocinan las pizzas.
¡ASÍ SÍ!: El trabajo de Baker, que con poco dinero consiguió unos efectos bastante decentes.
¡ASÍ NO!: ¡Qué les costaba colgar un cohete de juguete frente a una foto de Saturno!
Ficha IMDB
No hay comentarios.:
Publicar un comentario