Mucho antes de 300 (300, 2007), Sky Captain y el mundo del mañana (Sky Captain and the World of Tomorrow, 2004), y La Ciudad Del Pecado (Sin City, 2005), un director de cine checoslovaco experimentó con el concepto de los escenarios virtuales. Eso sí, sin ningún tipo de técnica digital ya que estamos hablando de la década de los 50s.
Karel Zeman (1910-1989) estudió en Francia, donde se inició en el mundo de la publicidad aplicando técnicas de stop motion a elementos como latas u objetos de madera. De regreso en Checoslovaquia, el cineasta Elmar Klos lo convoca para trabajar en su estudio de animación. Allí conoce a Hermína Týrlová, productora y directora de cine de animación que luego de la invasión alemana a Checoslovaquia emigró primero a Estados Unidos y luego a Argentina. Juntos realizan Vánoční sen ("El sueño de Navidad", 1943), clásico de su país que ganó el premio a la mejor película animada en Cannes en el año 1946.
Con posterioridad realiza una serie protagonizada por un personaje llamado Sr. Propouk, quizás lo más popular entre el público infantil. Sus siguientes trabajos fueron el magnífico corto Inspirace (Inspiración, 1948), realizado con figuritas de vidrio; Král Lávra ("Rey Lávra", basado en un poema de Karel Havlíček Borovský); y Poklad ptaciho ostrova (El tesoro de la isla de los pájaros, 1952). En 1955 dirige Cesta do pravěku (Un viaje a la prehistoria), donde combina personas reales con dinosaurios animados cuadro a cuadro, película que tuvo gran aceptación del público checo y que comentaremos en una siguiente entrada.
Y es en 1958 que estrena una de sus obras más destacadas: Vynález zkázy (Una invención diabólica), conocida también como The Fabulous World of Jules Verne en EEUU. La historia está basada en una novela poco conocida de Julio Verne llamada Face au Drapeau (Ante la bandera ,1896), y que narra el secuestro de un científico por parte de unos piratas para obligarlo a crear un arma altamente destructiva.
Los piratas, comandados por el Conde Artigas, raptan al profesor Roch y a su asistente Simon Hart, quien en primera persona relata las desventuras a la que es sometido. En un mundo victoriano donde las invenciones descriptas por Verne están establecidas (submarinos, naves aéreas, cañones gigantes), los dos personajes son arrastrados al interior de un volcán inactivo perdido en medio del océano. Mediante falsas promesas y engaños, Artigas convence al profesor Roch para que desarrolle un dispositivo que mal usado puede convertirse en una poderosa arma. El “fulgurador Roch” de la novela, gracias a una licencia del director, termina asemejándose mucho a un arma nuclear. Recordemos que una década antes acababa la segunda guerra mundial “gracias” a esta tecnología.
Para quienes amamos la lectura y hemos accedido a los libros de Verne con sus ilustraciones originales, esta película representa una maravilla para la vista. Las ediciones de Hetzel, las primeras, contaron con los grabados de varios artistas, entre quienes destaco a Edouard Riou. Claro discípulo de Daubigny y Gustave Doré, ilustró entre otros “Cinco semanas en globo”, “Viaje al centro de la tierra”, y “Veinte mil leguas de viaje submarino”. En esta película, Zeman combinó la superposición de escenas filmadas y maquetas, escenarios de cartón y secuencias de animación que recrean de manera increíble todos esos dibujos. Cada fotograma parece una ilustración clásica que cobra vida, donde con habilidad inserta personas reales interactuando naturalmente con el entorno. El toque Meliés le otorga un aire de irrealidad que no molesta en absoluto, sinó que suma a la recreación de la atmósfera de las aventuras clásicas del siglo XIX.
Trailer
Lamentablemente el ritmo narrativo y las actuaciones conspiran contra el film. A la frialdad de los actores hay que sumarle el abuso de planos largos y de gran duración, más propia del cine mudo, y que hacen que el conjunto sea lento y por momentos con demasiado diálogo. Algo característico de la filmografía de los países del Este, pero poco adecuado para adaptar los dinámicos textos de un Julio Verne.
No obstante, por su originalidad estética, es una pieza indispensable para los vernianos y los amantes de las ilustraciones clásicas de los libros de aventuras. Y para quienes disfruten del cine como forma de arte, por supuesto.
Para despedirnos, les dejo el aclamado corto Inspirace:
¡ASÍ SÍ!: El genial concepto visual, que se ajusta perfecto con el blanco y negro. ¡Hasta simularon la textura del grabado sobre la superficie del océano!
¡ASÍ NO!: Densa por momentos. Demasiado fría para una película de aventuras.
Ficah IMDB
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