La noche de Halloween por fin me decidí a ver este film tan recomendado en cuanto libro del género leyera. Ubicada en el primer puesto del olimpo bizarro por Diego Curubeto en su libro “Cine Bizarro”, esta película británica fue filmada apenas salidos de la segunda guerra y generó que desde varios periódicos se la intentara censurar por lo perturbadora que resultaba.
Estamos ante una de las primeras películas de episodios de la historia, un formato que sería copiado hasta el día de hoy desde el cine y la televisión con mayor o menor fortuna. Series míticas como La dimensión desconocida le deben el haber abierto el camino a un estilo de narración corta y autoconclusiva caracterizada por un final inesperado propio de la literatura, pero que en el cine era inexistente.
Mervyn Johns interpreta a Walter Craig, un arquitecto que es convocado para remodelar una casona ubicada en zona de granjas. Enorme es su sorpresa al descubrir que lo espera un grupo de personas con quienes viene soñando desde hace un tiempo. Sueño cuyo desenlace es mortal, pero del que no puede recordar los detalles. El grupo de hombres y mujeres inicia una serie de especulaciones en base a los dichos de Craig: ¿existen realmente o son parte de su mundo onírico? Esto da pie para que varios de ellos relaten sus acercamientos a los misterioso y sobrenatural, y para que un psiquiatra allí presente brinde explicaciones racionalistas con el fin de descartar cualquier atisbo sobrenatural.
Las historias nos cuentan sobre el acercamiento de un automovilista a la muerte, una adolescente que se codea con fantasmas, un espejo que muestra otra realidad, dos golfistas separados por el amor de una mujer, y un ventrilocuo dominado por su muñeco (argumento copiado posteriormente en miles de oportunidades).
En varias oportunidades le han criticado lo ingenuo de los relatos y las resoluciones poco sorpresivas, argumentando que el paso del tiempo le ha quitado frescura. Pero el error que cometen estos críticos es no ubicarse en el año 1945, y reconocer que lo que vino después fueron variaciones de esta estructura. En contra podemos mencionar que la cantidad de directores que participaron hacen que el resultado sea desparejo, estando algunas de las historias bellamente filmadas haciendo uso inteligente de las sombras, pero otras abusando de los diálogos y conspirando contra el clima que buscaba generar. Pasando del terror sobrenatural al humor, la mejor historia sin dudas es la última, la del ventrílocuo enloquecido y que relata el escéptico psiquiatra. Argumento que tendría futuras versiones en cintas como Hipnosis del año 1962 o Magic de 1978, protagonizada por Anthony Hopkins.
El perturbador cierre de la historia, poco común para la época, termina acentuando el carácter onírico de la película, algo que acabó convirtiéndola en una de las favoritas de Luis Buñuel.
¡ASÍ SÍ!: Estremece con sutilezas. Sentó precedentes en varios campos.
¡ASÍ NO!: Algunos directores captaron mejor la escencia que otros.
Ficha IMDB
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