Troma, la productora independiente responsable de clásicos de clase Z como El Vengador Tóxico, Tromeo y Julieta y Los surfistas nazis deben morir, ofrece en esta oportunidad una de sus películas más logradas.
La historia es tan simple como delirante. Seis meses después, sobre ese mismo cementerio indio se construye un restaurante de comida rápida de pollo frito (American Chicken Bunker), propiedad de un militar que se hace llamar El General. La novia de Arbie se ha vuelto lesbiana y lidera con su pareja una protesta contra el maltrato a los pollos en la puerta del local. Arbie, desolado, acepta trabajar allí como “chica de la barra”.
La cosa se complica cuando, enfurecidos, los espíritus de los indios enterrados en el lugar poseen a los pollos congelados. De esta manera, todas las personas que prueban bocado sufren alteraciones tremendas: ponen huevos mutantes y se transforman en zombies con plumas, ansiosos por picotear a los consumidores de comida chatarra y vengar a los muertos.
La película se regodea en el mal gusto y los excesos como pocas: así podremos “disfrutar” de espectaculares vómitos verdes, hectolitros de sangre dejando su marca por doquier y lluvias de diarrea dirigidas hacia la cara del espectador, todo esto matizado con pegadizos numeritos musicales.
También se ríe de todo y de todos, ventaja con la que cuentan las producciones independientes que no le deben nada a nadie y que se ríen de la taquilla. Utilizando metáforas directas y feroces aprovecha para pasar factura a la hipócrita sociedad norteamericana con fuego pesado. No se salvan ni la paranoia terrorista, ni los discapacitados, ni las manifestaciones ecologistas, ni los finales felices. A su vez carga contra los militares, los indios americanos, el trabajo ilegal y las lesbianas por igual.
La galería de personajes también es por demás de atractiva: una heroína musulmana, un enfermo que tiene sexo con los pollos congelados y una hamburguesa poseída por un mexicano gay aportan su granito de pus a tamaño despropósito. Las participaciones especiales de Ron Jeremy, Trey Parker y el propio Kaufman completan el desquiciado cuadro.
Trailer
Un poema para los paladares menos finos y exigentes de este lado del mundo y los otros. Para ver con el estómago vacío y un balde al lado.
¡ASÍ SÍ!: Un festival de vulgaridades original y divertido.
¡ASÍ NO!: La secuencia de los zombies del final se estira demasiado y pierde efectividad.
4 comentarios:
una masa, aparece ron jeremi, idolo.
Me leíste la mente:justo este año, los 'tromavilleros' cumplen 35 años de producciones. Te iba a pedir una reseña del Vengador Tóxico; esto cumple, igual.
Resulta imperdonable, pero... aún no ví ninguna del vengador tóxico. Ya me puse en campaña para subsanar tamaña herejía, y apenas la vea colgaré el comentario correspondiente. O tal vez un reportaje sobre Troma en general.
Veremos.
El ataque de los pollos zombies es una obra maestra si cuentas la trama en un parrafo.
Ciertamente se torna molesta en algunas partes, y aunque lo musical sea pintoresco llega a ser cagante.
SIN EMBARGO HAY PARTES RESCATABLEMENTE BELLAS... Como el vals de la sangre y las analogías humano-pollos que hay.
TIENE MI APROBACIÓN *w* y la recomiendo como cine de culto ajhajhajha.
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