Resulta curioso sin embargo que esta pieza, la primera en reirse de los “hombrecitos verdes”, surgiera en plena fiebre invasora. Aún cuando su póster no dé pista de ello y simule ser una más de despiadados monstruos intergalácticos (¿exigencias de la productora acaso?).
A pesar su terrible aspecto, las criaturas tienen una sensibilidad musical exquisita (¿no es eso una guitarra ?)
La historia es simple. Durante toda una noche los habitantes de un pequeño pueblo norteamericano verán alterada su rutina gracias a la visita de los hombrecitos del título. Y lo expreso en diminutivo porque, aunque el cartel promocional muestre a gigantescas criaturas cabezonas secuestrando mujeres, la realidad es que no son más altos que un niño.
Diversos personajes terminarán interactuando entre sí en lo que parece una comedia de enredos de discreta gracia. Están los militares que encuentran el OVNI (un artefacto que se parece a los aviones experimentales de la época más que a un platillo volador clásico) y que tratarán de ocultar el incidente, el granjero dueño de los terrenos en los que aterrizan los hombrecitos y que a escopetazos alejará a cualquiera que ose acercarse a su casa, unos amigos recién llegados al pueblo de los que no se dan mayores detalles salvo que viven juntos y no tienen trabajo, y la parejita adolescente de turno (interpretada por veinteañeros, por supuesto) que atropella a uno de los enanos cabezones, y que es acusada por la inepta policía de un crimen que no cometieron.
Entre idas y vueltas, los invasores atacarán a humanos y animales inyectándoles alcohol con hipodérmicas que salen de sus uñas. Pero atención: la etílica sustancia sólo mata si anteriormente la víctima estaba “tomada”, caso contrario terminan con una patética y simple borrachera.
Desde los títulos iniciales el director deja bien en claro el rumbo que tomará la película. Quienes no conozcan nada de ella parpadearán ante las simpáticas caricaturas que acompañan los créditos desde las páginas de un libro.
Exhibiendo un claro mensaje reivindicatorio a favor de la juventud, seran los jóvenes y no los torpes adultos quienes acaben con la amenaza (el sitio de reclutamiento de los salvadores de la humanidad es más que sugestivo). Recordemos que entre tanto rock and roll, rebeldía escandalosa y pandilleros por doquier, la juventud de la época no gozaba de una buena imagen.
Trailer
Una curiosidad que todo fanático de los extraterrestres en blanco y negro deben ver ya que, como Pedro Duque indica en su libro “Arañas de Marte”, marca el inicio del fin de este subgénero tan querido por todos nosotros.
Su director, Edward Cahn, se pondría serio luego de esta parodia y un año después filmaría la película cuyo guión sería robado por Alien el octavo pasajero un par de décadas después. Pero de eso hablaré en otro momento.
¡ASÍ SÍ!: Pionera en eso de tomarse en broma a sí misma.
¡ASÍ NO!: Los hombrecitos verdes aparecen muy poco durante la historia y nos dejan con las ganas de más.
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