Los efectos especiales eran bastante limitados para los estandares actuales, pero en su época fueron de los más
avanzados. Las naves Águilas eran una maquetas fantásticas,
con sus toberas de gases, sus sonidos de despegue en plena Luna y sus
rayos láser pintados a mano. Alpha tenía un control de operaciones en
la que se centraba la mayoría de las veces la acción. Un computador central con voz femenina y que ofrecía sus datos en
papel, como el de las cajas registradoras del supermercado, mantenía
informados y daba sus consejos a los sufridos habitantes. El mago detrás de las naves invasoras y escenarios en miniatura se llamaba Martin Bower. El maquetista construyó 54 modelos utilizando elementos tan simples como válvulas de radio, envases de yoghurt y botellas de detergente.
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