La siguiente es una de las felicitaciones navideñas mas bizarras de todos los tiempos, y quería compartirla desde este humilde blog.
Originalmente se trataba de una felicitación más de un grupo de empresas locales del municipio de ‘El Progreso’ (departamento de Jutiapa, sureste de Guatemala) y se encontraba en medio de un grupo de anuncios felicitando por las fiestas de las navidades de 2008 y cuyo rodaje y montaje había sido encargados a la empresa “Producciones de Leon”.
A finales del pasado mes de noviembre de 2012, un usuario de internet se topó con el vídeo (de 6:57 minutos de duración), se lo descargó, extrajo el fragmento correspondiente a la Funeraria López (dejándolo en 1:08 minutos) y lo subió a su canal de Youtube. ¡Gracias a Guillermo por el dato!
¡Feliz navidad a todos, JOJOJOJOJO!
24/12/12
22/12/12
Top Gun: la gran película gay
Insólito cameo de Tarantino en la película "Sleep With Me", donde revela en una conversación casual el verdadero mensaje tras el clásico de Tony Scott: Top Gun. Hilarante. Gracias a JP por el dato, siempre atento a este tipo de material.
18/12/12
2x1: The Dinosaur Project (2012) / Grabbers (2012)
The Dinosaur Project (2012)
Siguiendo la tradición de los falsos documentales (mockumentarys) llega esta película a la que exageradamente le atribuyeron el mote de “la nueva Jurassic Park”. Ya adelanto que se encuentra a años luz del clásico de Spielberg. En 2011, la Sociedad Criptológica de Inglaterra envió una expedición al Congo en busca del Mokèle-mbèmbé (el equivalente africano al monstruo del Lago Ness, la leyenda es verdadera). Nunca más se supo de los investigadores, aunque sí se hallaron las cintas de video que dejaron grabadas. En las mismas se aprecia su incursión por un mundo perdido plagado de dinosaurios, y la lucha de un hijo por conseguir la aprobación de su hosco padre. Varias situaciones conspiran contra la credibilidad de lo que se cuenta. Los amplios conocimientos de electrónica del protagonista adolescente parecen exagerados. También, como suele suceder, los planos y la edición conseguidos con las filmaciones resultan por momentos demasiado perfectos y cinematográficos, salvo cuando hay que disimular el bajo presupuesto y todo se vuelve borroso. Los efectos especiales son de segunda categoría, como los que vemos en los documentales sobre el tema (el director Sid Bennet proviene de ese rubro), y sólo se salvan los dinosaurios terrestres más pequeños. A favor hay que decir que la historia, si no se es muy exigente, mantiene el interés y no aburre. Sólo para fanáticos incondicionales de los dinosaurios.
¡ASÍ SÍ!: Cumple como película de aventuras.
Siguiendo la tradición de los falsos documentales (mockumentarys) llega esta película a la que exageradamente le atribuyeron el mote de “la nueva Jurassic Park”. Ya adelanto que se encuentra a años luz del clásico de Spielberg. En 2011, la Sociedad Criptológica de Inglaterra envió una expedición al Congo en busca del Mokèle-mbèmbé (el equivalente africano al monstruo del Lago Ness, la leyenda es verdadera). Nunca más se supo de los investigadores, aunque sí se hallaron las cintas de video que dejaron grabadas. En las mismas se aprecia su incursión por un mundo perdido plagado de dinosaurios, y la lucha de un hijo por conseguir la aprobación de su hosco padre. Varias situaciones conspiran contra la credibilidad de lo que se cuenta. Los amplios conocimientos de electrónica del protagonista adolescente parecen exagerados. También, como suele suceder, los planos y la edición conseguidos con las filmaciones resultan por momentos demasiado perfectos y cinematográficos, salvo cuando hay que disimular el bajo presupuesto y todo se vuelve borroso. Los efectos especiales son de segunda categoría, como los que vemos en los documentales sobre el tema (el director Sid Bennet proviene de ese rubro), y sólo se salvan los dinosaurios terrestres más pequeños. A favor hay que decir que la historia, si no se es muy exigente, mantiene el interés y no aburre. Sólo para fanáticos incondicionales de los dinosaurios.
¡ASÍ SÍ!: Cumple como película de aventuras.
¡ASÍ NO!: Flojos
efectos especiales. Demasiadas cámaras le quitan clima a la idea de falso
documental. Algunas incoherencias argumentales (por ejemplo, que nadie
detectara pterodátilos volando libremente por el Congo a plena luz del día).
De Irlanda proviene esta agradable
sorpresita con monstruos marinos chupasangres. A una pequeña isla arriba Lisa
Nolan (la bella Ruth Bradley) para reeemplazar temporalmente a la autoridad
local y mantener bajo control al guardia Ciarán O'Shea (Richard Coyle), depresivo
y alcohólico y apenas capacitado para mantener el orden en el pueblo costero. Su
llegada coincidirá con la de unas criaturas tentaculares adictas a la sangre
humana, y que riegan la playa de huevos listos para hacer eclosión. Sólo les
falta un poco de agua, provista por la tormenta que azotará la isla en pocas
horas. ¿La solución para enfrentar a los monstruos?: emborrachar a todo el
pueblo, ya que las criaturas son alérgicas al alcohol.
Una película muy influenciada por el cine de
género proveniente de los EEUU, pero que aporta un fresco aire de comedia que lamentablemente
se está perdiendo. Los efectos especiales son excelentes para un film que no
requirió de los servicios de ILM o Weta Digital y los grabbers tienen muy buen
aspecto. Tal vez la aparición de los monstruos se hace esperar demasiado, pero tienen
generosos minutos en pantalla cuando llega el clímax. El argumento desaprovecha
las posibilidades que ofrecía la borrachera masiva, aunque la utiliza muy bien
en la protagonista femenina. Una película que no por menor deja de ser recomendable
para los amantes de los tentáculos y los bichos de mal carácter.
¡ASÍ SÍ!: Muy buenos efectos especiales. El original toque de humor. Convincentes actuaciones de los protagonistas.
¡ASÍ NO!: Algo lenta al principio. Demasiado influenciada por productos USA similares.
¡ASÍ SÍ!: Muy buenos efectos especiales. El original toque de humor. Convincentes actuaciones de los protagonistas.
¡ASÍ NO!: Algo lenta al principio. Demasiado influenciada por productos USA similares.
11/12/12
Así se hizo: ParaNorman (2012)
Recopilación de varios clips que revelan el demencial trabajo detrás de ParaNorman, tal vez la mejor película animada de stop-motion realizada hasta la fecha.
El muñeco de Norman
Travis Knight, el jefe de animación revela secretos del stop-motion
Hecho a mano
Esa lucecita
10/12/12
ParaNorman (2012)
Película de animación estadounidense de los mismos realizadores de Coraline. Norman es un niño que puede ver fantasmas, aunque nadie le cree y por tal motivo no tiene amigos. Un día se le aparece su tío Prenderghast, instándolo a practicar un ritual que salvará a pueblo de Hollow Blithe de la maldición de la bruja, ejecutada 300 años antes y que levantará de sus tumbas a los siete responsables de su muerte. El ritual no llega a realizarse y los zombies avanzarán hacia el poblado. Norman, junto a un grupito de bizarros personajes, deberán detener a los muertos vivientes y a la bruja que despierta y amenaza con destruir el pueblo lanzando una feroz tormenta.
Un film que se destaca principalmente por el asombroso stop-motion: tres años de producción que acabaron en una de las realizaciones que mejor ha usado esta técnica. Salvo por algunos movimientos entrecortados de los personajes, parece que estamos ante un producto de CGI puro.
Por momentos muy sombría, es una historia recomendada para niños mayores de 9 o 10 años. Además de no haber demasiadas situaciones graciosas para los más chicos (aunque sí para los grandes, con guiños a clásicos del cine de terror), el tratamiento que se hace del tema de la muerte puede perturbar a los pequeños más sensibles. Los padres conservadores incluso podrán objetar ciertos momentos políticamente incorrectos, pero...
No hay que subestimar a los niños. En mi caso considero que lo comentado constituye una de sus principales virtudes, tal como supiera aplicar con acierto Tim Burton en otras épocas (el muchacho debería ver detenidamente Paranorman para recuperar ese espíritu que los años le quitaron). La historia además expone temas de índole adulta y que servirán de disparadores para la mente del público menudo (y de algunos mayores también): el miedo a lo diferente, la intolerancia, el abuso de poder, la violencia irracional con que los adultos intentan resolver determinados conflictos…
A pesar de tantas virtudes, la película tiene sus puntos débiles. Lamentablemente no mantiene un ritmo firme y por momentos se estanca en situaciones poco interesantes que la tornan algo lenta, además de desaprovechar el potencial de algunos personajes. Eso sí, hacia el final despliega lo mejor de sí e impacta con un desenlace muy bien logrado.
¡ASÍ SÍ!: Excelente uso del stop-motion. Bella estética que remite al expresionismo. Abundancia de temas adultos que agitarán los cerebros de los preadolescentes más inquietos.
¡ASÍ NO!: Ritmo irregular. Situaciones y personajes desaprovechados.
6/12/12
Música: We are the Party (The Ex Girlfriends, 2012)
A simple vista parece ser el videoclip de una girl-band más. Pero hay dos detalles que lo hacen merecedor de un lugar en este blog. Primero, nos encontramos con que la vocalista principal, Lupe Fuentes, no es otra que Little Lupe, conocida jovencita mexicana muy popular entre los internautas más pervertidos gracias a su web de sexo explícito.
Y en segundo lugar, enorme sorpresa me llevé al descubrir quién era la persona oculta tras el disfraz de conejo. ¡Ah pillo!
2/12/12
Lobby Card Sets: Evil Dead (1981)
Hoy Sam Raimi se encuentra muy bien establecido en Hollywood, incursionando en producciones ATP de enorme presupuesto como El Hombre Araña o El Mago de Oz. Pero en su juventud supo enchastrarse las manos con sangre y pustulencias varias. Evil Dead (Posesión Infernal) tal vez sea su obra maestra, y hoy la recordamos con dos juegos de lobby cards: una con texto en español y la otra tailandesa, al tiempo que informamos que se encuentra muy avanzada la post-producción de la remake, en la que participan detrás de cámara el propio Raimi y su viejo protagonista, Bruce Campbell.
30/11/12
2x1: Looper (2012) / Sinister (2012)
Looper (2012)
¡ASÍ SÍ!: Interesante propuesta llena de momentos que impactan. Una historia atrapante que combina acción, al drama fatalista e incluso poesía. Excelente trabajo actoral de los protagonistas.
¡ASÍ NO!: Hacia la mitad la historia se desacelera bruscamente y el sacudón no pasa desapercibido.
Sinister (2012)
Sinister vino precedida por muy buenas críticas, consecuencia tal vez del
mediocre nivel que el género de terror está ofreciendo en los últimos tiempos. Lamentablemente
dichas críticas han exagerado una película que no por bien hecha deja de ser
absolutamente convencional. Encontramos influencias obvias de cintas como Amityville
y La llamada, además de los clichés que ya aburren: niños sensibles a las
apariciones fantasmales, áticos tenebrosos, videos caseros, el experto
ocultista que arroja un poco de luz, etc.
También se detectan incoherencias o situaciones inexplicables, más allá de la temática: ¿cómo es posible que el protagonista grite y grite en medio de la noche sin que su esposa e hijos lo escuchen?
Pero lo que más molesta es que para asustar recurran a los dichosos golpes de sonido inflama-tímpanos, clara evidencia de falta de recursos argumentales.
Lo mejor del film está en los cortos que el protagonista encuentra, filmados de manera sucia y realista y acompañados de una excelente banda sonora que provoca escalofríos. El toque de humor, aportado por un policía local, también contribuye a darle impulso a una historia que no necesitaba durar 110 minutos.
El clima inicial prometía algo mejor, pero la historia termina abundando en recursos que sólo son del agrado de los muy jóvenes o de los muy asustadizos.
¡ASÍ SÍ!: Destacable actuación de Ethan Hawke. Interesante banda sonora y bien recreadas las filmaciones de los crímenes.
¡ASÍ NO!: Una más de fantasmas que toma demasiados recursos prestados. El “asesino” ofrecía un potencial mayor.
En el año 2074 los viajes en el tiempo están
prohibidos. Sólo los utilizan las organizaciones mafiosas para deshacerse de
sus víctimas sin dejar rastros. De esta manera los envían al año 2042, donde un
grupo de asesinos a sueldo llamados Loopers los matan y eliminan toda evidencia.
Pero los loopers deben cumplir con una regla estricta: al llegar al 2074, luego
de 30 años viviendo sin problemas económicos, deben ser enviados al pasado para
ser eliminados. Cuando a Joe (Gordon-Levitt) le llega el turno de eliminar a su
yo futuro (Bruce Willis), un error acontece y éste escapa. Tiene las horas
contadas para encontrarlo antes de que un grupo de control lo mate para subsanar el problema.
Looper comienza de manera frenética, emocionante, pero llegando a la mitad de la historia el tono cambia bruscamente. Lo que parecía ser una película de acción se transforma prácticamente en un drama, sin dejar de lado el componente de ciencia ficción. No es que lo que pasa a partir de allí deje de ser interesante, pero el descenso imprevisto del ritmo termina perjudicándola. Pasamos de ver una película a otra muy distinta. La persecución de fondo ayuda a que los bostezos no acaben con nosotros, pero el exceso de diálogos y momentos de “calma” terminan siendo anticlimáticos.
No evaluaré si existen incoherencias (todas las películas de viajes en el tiempo las tienen), ni discutiré el polémico “homenaje” a Terminator y a otros filmes de género. Sí diré que, a pesar de ciertos detalles, es una película altamente recomendable, entre otros motivos para disfrutar de la excelente escena donde el viejo y el joven Joe se encuentran y mantienen una conversación de derivaciones impensadas.
Looper comienza de manera frenética, emocionante, pero llegando a la mitad de la historia el tono cambia bruscamente. Lo que parecía ser una película de acción se transforma prácticamente en un drama, sin dejar de lado el componente de ciencia ficción. No es que lo que pasa a partir de allí deje de ser interesante, pero el descenso imprevisto del ritmo termina perjudicándola. Pasamos de ver una película a otra muy distinta. La persecución de fondo ayuda a que los bostezos no acaben con nosotros, pero el exceso de diálogos y momentos de “calma” terminan siendo anticlimáticos.
No evaluaré si existen incoherencias (todas las películas de viajes en el tiempo las tienen), ni discutiré el polémico “homenaje” a Terminator y a otros filmes de género. Sí diré que, a pesar de ciertos detalles, es una película altamente recomendable, entre otros motivos para disfrutar de la excelente escena donde el viejo y el joven Joe se encuentran y mantienen una conversación de derivaciones impensadas.
¡ASÍ SÍ!: Interesante propuesta llena de momentos que impactan. Una historia atrapante que combina acción, al drama fatalista e incluso poesía. Excelente trabajo actoral de los protagonistas.
¡ASÍ NO!: Hacia la mitad la historia se desacelera bruscamente y el sacudón no pasa desapercibido.
Sinister (2012)
Ellison Oswalt (Ethan Hawke) es un escritor en decadencia, especializado
en libros sobre crímenes no resueltos. Buscando un nuevo éxito editorial se
muda a una casa aparentemente inocente, pero donde cuatro de los cinco
integrantes de una familia fueron encontrados ahorcados en el jardín. El cuerpo
de la quinta víctima, la hija menor,
nunca fue hallado. Mientras investiga sobre el caso (del que su mujer e hijos
no saben nada), halla una caja con cintas grabadas en super 8 y un proyector.
Cintas que registran con crudeza el asesinato de familias enteras a lo largo de
distintas décadas. Obsesionado con lo que vé, pronto siente que no está solo en
la casa, y que el fantasmal asesino lo acecha cada vez que cae la noche.
También se detectan incoherencias o situaciones inexplicables, más allá de la temática: ¿cómo es posible que el protagonista grite y grite en medio de la noche sin que su esposa e hijos lo escuchen?
Pero lo que más molesta es que para asustar recurran a los dichosos golpes de sonido inflama-tímpanos, clara evidencia de falta de recursos argumentales.
Lo mejor del film está en los cortos que el protagonista encuentra, filmados de manera sucia y realista y acompañados de una excelente banda sonora que provoca escalofríos. El toque de humor, aportado por un policía local, también contribuye a darle impulso a una historia que no necesitaba durar 110 minutos.
El clima inicial prometía algo mejor, pero la historia termina abundando en recursos que sólo son del agrado de los muy jóvenes o de los muy asustadizos.
¡ASÍ SÍ!: Destacable actuación de Ethan Hawke. Interesante banda sonora y bien recreadas las filmaciones de los crímenes.
¡ASÍ NO!: Una más de fantasmas que toma demasiados recursos prestados. El “asesino” ofrecía un potencial mayor.
26/11/12
Música: Jack Sparrow (The Lonely Island, 2011)
"The Lonely Island" es un grupo cómico estadounidense oriundo de California, compuesto por Akiva Schaffer, Jorma Taccone y Andy Samberg. Conocido por sus graciosas parodias musicales, el grupo fue contratado para mostrar su arte en el famoso programa televisivo "Saturday Night Live".
A continuación podrán disfrutar de una verdadera joyita, el videoclip "Jack Sparrow", creado y producido por The Lonely Island, con la participación especial de Michael Bolton en el papel de un cinéfilo patológico. Imperdible. Gracias a JP por el dato.
A continuación podrán disfrutar de una verdadera joyita, el videoclip "Jack Sparrow", creado y producido por The Lonely Island, con la participación especial de Michael Bolton en el papel de un cinéfilo patológico. Imperdible. Gracias a JP por el dato.
21/11/12
Terry Pratchett - Choosing to Die ( Eligiendo morir )
Terry Pratchett es uno de los más populares escritores de fantasía y ciencia ficción, siendo la saga de Mundodisco (con cerca de cuarenta títulos publicados hasta la fecha) su obra más reconocida. Hace tres años, a los 59, le diagnosticaron Alzheimer prematuro. Tal vez pensando en futuras acciones, protagonizó un documental para la BBC muy controversial, donde expone su postura a favor de la eutanasia y registra la muerte asistida de Peter Smedley, un hombre de 71 años con un gravísimo problema neuro-motor.
Este film británico acaba de ganar el premio Emmy Internacional en el rubro mejor documental. Un testimonio muy duro que revela el costado más serio de este gran escritor.
19/11/12
Entre lo fantástico y lo maravilloso
Muy buen artículo que analiza los contenidos de la literatura fantástica, autoría de Natalia González de la Llana Fernández.
La creatividad es, sin duda alguna, una cualidad que goza de buena prensa. Ese don que nos permite movernos más allá de las fronteras que la realidad nos impone y nos lleva a descubrir algunos de los secretos que la naturaleza nos oculta, o a desarrollar ideas que transgreden los límites de nuestra experiencia cotidiana, caracteriza en gran parte nuestra humanidad y nos diferencia cualitativa y cuantitativamente de otras especies.
Es famosa la afirmación de Albert Einstein de que la imaginación es más importante que el conocimiento. La imaginación, la fantasía, nos ayudan a contemplar lo que nos rodea desde una perspectiva original y novedosa, nos ponen ante los ojos soluciones impensables a problemas que parecían no tener respuesta posible, nos abren la puerta a mundos paralelos que nos hacen reflexionar sobre el universo en el que vivimos y replantearnos los valores en que basamos nuestra existencia.
Y, sin embargo, curiosamente, en el ámbito de la literatura o de la ficción en general, lo fantástico ha sufrido a menudo el desprecio de los que defendían la superioridad de las narraciones realistas, más serias, más importantes. La fantasía ha sido minusvalorada por “contar mentiras”, por alejarnos de la realidad, como si el producto de nuestra mente no formara también parte de nuestra realidad.
Se pueden encontrar elementos fantásticos en la literatura de todos los tiempos, fenómenos sobrenaturales que distinguen ciertos relatos de otros que pretenden mostrarnos nuestro entorno tal como lo conocemos.
Frente a autores como Pérez Galdós, que ofrece en sus novelas un retrato de la sociedad española del siglo XIX, Edgar Allan Poe, Julio Cortázar o J. R. R. Tolkien describen situaciones, personajes o historias que no tienen cabida en un mundo regido por las leyes que definen el nuestro.
Sin embargo, todas estas narraciones son también, como es obvio, muy diferentes entre sí. ¿Es, entonces, literatura fantástica cualquier obra que tenga un elemento sobrenatural? ¿Nos encontramos ante un mismo tipo de ficción cuando nos enfrentamos a una historia que se desarrolla entre elfos, enanos y otras criaturas feéricas en un contexto como la Tierra Media que cuando leemos un relato en el que un hombre comienza a vomitar conejitos, como le ocurre al protagonista de Carta a una señorita en París?
David Roas nos dice que para que una obra pueda ser considerada como literatura fantástica no basta con que aparezca lo sobrenatural de forma anecdótica: tiene que encontrarse en la base de la historia. Este género literario no puede funcionar sin la presencia de lo sobrenatural entendido como lo que transgrede las leyes del mundo real. Por eso la trama se sitúa en un espacio similar a él, un espacio cuestionado por un fenómeno que hará dudar al lector sobre la consistencia de lo que le rodea.
En ese sentido, el cuento mencionado de Cortázar sí sería un texto fantástico, puesto que nos relata una historia que tiene lugar en nuestro mundo, pero que transgrede sus leyes, ya que no parece muy habitual que nadie se ponga a vomitar conejitos como si tal cosa. Esta transgresión que también encontramos en los cuentos de terror de Allan Poe o en la narrativa corta de Jorge Luis Borges, por citar algunos ejemplos, no puede dejar impasible al lector, que se ve obligado a replantearse su concepto de lo que es real y lo que no, que tiene que enfrentarse a la posibilidad de que el universo que lo envuelve no corresponda con la imagen que se había formado de él.
Por eso se puede afirmar que la inquietud o la desazón son elementos fundamentales de lo fantástico. Tanto el personaje como el lector se quedan perplejos ante la idea de que lo sobrenatural se haya producido efectivamente, de que la estabilidad de su mundo tal como lo han concebido hasta ese momento se resquebraje ante sus propios ojos. ¿Cómo no llegar a dudar de lo que nos rodea e, incluso, de quiénes somos?
Frente a la presencia de este “miedo” y el desenlace normalmente trágico, como la muerte o la locura, que caracterizan a la verdadera literatura fantástica, nos encontramos otro tipo de literatura de fantasía que, sin embargo, es bastante diferente de la que acabamos de describir. Es lo que los críticos han dado en llamar literatura maravillosa (un ejemplo evidente sería El señor de los anillos). Esta forma de ficción se desarrolla en un mundo secundario, cuyas leyes no son las mismas que rigen nuestro universo, y tiene un final feliz en el que el bien se impone al mal.
En este género, lo sobrenatural no entra en conflicto con nuestro concepto de realidad. Los magos, los dragones y las hadas que aparecen en los cuentos populares no son fantásticos en la medida en que no cuestionan nuestro mundo. Los personajes que habitan estas historias aceptan los encantamientos y los sucesos extraordinarios de todo tipo como algo normal. Lo sobrenatural desde la perspectiva de nuestra realidad es, por tanto, plenamente natural en el nuevo mundo inventado.
Si, tal como afirmábamos antes, la ficción fantástica tiene, en algunos círculos, menos prestigio que la realista por ser considerada como una forma de evasión, lo maravilloso está aún un escalón por debajo de ella. Al fin y al cabo, los autores que se han dedicado a la literatura fantástica se encuentran dentro del canon y aparecen en todas las historias de la literatura. Mientras que el género de lo maravilloso, la llamada high fantasy en inglés, queda habitualmente relegada al ámbito de la paraliteratura, de la ficción popular, que para algunos es prácticamente lo mismo que decir que se trata de textos de escasa calidad artística.
Ya hemos dicho que la literatura fantástica pretende, de algún modo, hacer reflexionar sobre la naturaleza de lo que llamamos realidad, pero ¿qué nos aporta la literatura maravillosa? ¿No busca esta, efectivamente, una huida hacia otros universos, poblados de elfos y otras necedades inexistentes? ¿No nos invita a refugiarnos en una burbuja absurda solo apta para los más jóvenes o los menos cultos?
En La infancia recuperada, Fernando Savater, parafraseando a Walter Benjamin, nos explica que el interés práctico y el consejo sapiencial forman parte del carácter esencialmente esperanzador de la narración (entendiendo esta como un género opuesto al de la novela burguesa). La utilidad de estas narraciones puede ser una moral, un proverbio o una regla para la vida, pero, en cualquier caso, el narrador es alguien que da un consejo al que lo escucha. La aventura del relato se toma como propia, y el narrador se basa en su propia experiencia o en la fidelidad a la memoria que conserva su sabiduría para señalar al oyente los peligros que puede encontrarse en el camino e indicarle cómo superarlos. La novela moderna, por el contrario, nace para contar la desazón del hombre traicionado por todas las historias, por la memoria misma.
En la narración, tal como dice Savater, al héroe todo se le vuelve bien, nada malo puede pasarle, incluso aunque sea derrotado, algo que algunos entienden como una ingenuidad digna de burla: “pero no: noble y generosa ingenuidad, nacida libre, que aún no separa el bien del triunfo del bien, ni el mal de la derrota del mal y hace que el héroe avance seguro e invulnerable hasta el corazón mismo del infierno, probando aun allí que, a fin de cuentas, el bien es lo más práctico, lo más verdadero, lo único con que se puede efectivamente contar y que ni la muerte puede desmentir tan relampagueante evidencia”.
¿No podemos entender la obra de Tolkien como una narración en el sentido de Benjamin? ¿No son los relatos épicos de la Tierra Media una orientación para la vida como lo eran los cuentos populares o las leyendas antiguas? Seguramente muchas de las obras que pertenecen a este género son de segunda clase y se limitan a repetir esquemas y tópicos, pero no nos engañemos, eso ocurre también en la literatura más realista: los relatos de calidad son la excepción.
Y, sin embargo, hay novelas como las firmadas por este autor británico, filólogo y especialista en literatura medieval, que conservan la sabiduría transmitida de generación en generación por las historias tradicionales, y que tienen, además, un carácter iniciático y preparan para la vida.
El triunfo final, el final feliz no son muestra de un infantilismo ridículo, sino que, como el propio Tolkien nos dice en su ensayo sobre los cuentos de hadas, tienen una función consoladora. La “eucatástrofe” es, en su opinión, la función más elevada y la forma natural de este tipo de relatos. Por más peligros o infortunios que encuentre el héroe, la narración siempre dará un giro que lo conducirá hacia el éxito. No se niega la existencia del dolor ni del fracaso, puesto que estos son necesarios para disfrutar de la alegría de la liberación. Rechaza, eso sí, sin embargo, incluso contra toda evidencia, la derrota definitiva universal, y se convierte así es un “evangelio” que ofrece esperanza al lector.
Dice el refrán que sobre gustos no hay nada escrito (aunque, en realidad, han corrido ríos de tinta sobre los gustos “correctos” e “incorrectos”), y, en ese sentido, cada cual es libre de leer lo que le plazca y de sentirse atraído por un tipo de ficción u otro. Pero desprestigiar a la ligera ciertos géneros como escapistas o superficiales dice, a mi entender, más sobre el crítico que sobre el texto comentado. La literatura fantástica, hija de nuestra modernidad, nos invita a cuestionarnos nuestra idea del mundo y con ello nos inquieta, mientras que la literatura maravillosa, heredera de nuestras tradiciones más antiguas, nos sirve de guía y nos asegura que, en contra de todas las apariencias, se puede vivir desde la esperanza.
Natalia González de la Llana Fernández
www.unesqueletoenelescritorio.blogspot.com
La creatividad es, sin duda alguna, una cualidad que goza de buena prensa. Ese don que nos permite movernos más allá de las fronteras que la realidad nos impone y nos lleva a descubrir algunos de los secretos que la naturaleza nos oculta, o a desarrollar ideas que transgreden los límites de nuestra experiencia cotidiana, caracteriza en gran parte nuestra humanidad y nos diferencia cualitativa y cuantitativamente de otras especies.
Es famosa la afirmación de Albert Einstein de que la imaginación es más importante que el conocimiento. La imaginación, la fantasía, nos ayudan a contemplar lo que nos rodea desde una perspectiva original y novedosa, nos ponen ante los ojos soluciones impensables a problemas que parecían no tener respuesta posible, nos abren la puerta a mundos paralelos que nos hacen reflexionar sobre el universo en el que vivimos y replantearnos los valores en que basamos nuestra existencia.
Y, sin embargo, curiosamente, en el ámbito de la literatura o de la ficción en general, lo fantástico ha sufrido a menudo el desprecio de los que defendían la superioridad de las narraciones realistas, más serias, más importantes. La fantasía ha sido minusvalorada por “contar mentiras”, por alejarnos de la realidad, como si el producto de nuestra mente no formara también parte de nuestra realidad.
Se pueden encontrar elementos fantásticos en la literatura de todos los tiempos, fenómenos sobrenaturales que distinguen ciertos relatos de otros que pretenden mostrarnos nuestro entorno tal como lo conocemos.
Frente a autores como Pérez Galdós, que ofrece en sus novelas un retrato de la sociedad española del siglo XIX, Edgar Allan Poe, Julio Cortázar o J. R. R. Tolkien describen situaciones, personajes o historias que no tienen cabida en un mundo regido por las leyes que definen el nuestro.
Sin embargo, todas estas narraciones son también, como es obvio, muy diferentes entre sí. ¿Es, entonces, literatura fantástica cualquier obra que tenga un elemento sobrenatural? ¿Nos encontramos ante un mismo tipo de ficción cuando nos enfrentamos a una historia que se desarrolla entre elfos, enanos y otras criaturas feéricas en un contexto como la Tierra Media que cuando leemos un relato en el que un hombre comienza a vomitar conejitos, como le ocurre al protagonista de Carta a una señorita en París?
David Roas nos dice que para que una obra pueda ser considerada como literatura fantástica no basta con que aparezca lo sobrenatural de forma anecdótica: tiene que encontrarse en la base de la historia. Este género literario no puede funcionar sin la presencia de lo sobrenatural entendido como lo que transgrede las leyes del mundo real. Por eso la trama se sitúa en un espacio similar a él, un espacio cuestionado por un fenómeno que hará dudar al lector sobre la consistencia de lo que le rodea.
En ese sentido, el cuento mencionado de Cortázar sí sería un texto fantástico, puesto que nos relata una historia que tiene lugar en nuestro mundo, pero que transgrede sus leyes, ya que no parece muy habitual que nadie se ponga a vomitar conejitos como si tal cosa. Esta transgresión que también encontramos en los cuentos de terror de Allan Poe o en la narrativa corta de Jorge Luis Borges, por citar algunos ejemplos, no puede dejar impasible al lector, que se ve obligado a replantearse su concepto de lo que es real y lo que no, que tiene que enfrentarse a la posibilidad de que el universo que lo envuelve no corresponda con la imagen que se había formado de él.
Por eso se puede afirmar que la inquietud o la desazón son elementos fundamentales de lo fantástico. Tanto el personaje como el lector se quedan perplejos ante la idea de que lo sobrenatural se haya producido efectivamente, de que la estabilidad de su mundo tal como lo han concebido hasta ese momento se resquebraje ante sus propios ojos. ¿Cómo no llegar a dudar de lo que nos rodea e, incluso, de quiénes somos?
Frente a la presencia de este “miedo” y el desenlace normalmente trágico, como la muerte o la locura, que caracterizan a la verdadera literatura fantástica, nos encontramos otro tipo de literatura de fantasía que, sin embargo, es bastante diferente de la que acabamos de describir. Es lo que los críticos han dado en llamar literatura maravillosa (un ejemplo evidente sería El señor de los anillos). Esta forma de ficción se desarrolla en un mundo secundario, cuyas leyes no son las mismas que rigen nuestro universo, y tiene un final feliz en el que el bien se impone al mal.
En este género, lo sobrenatural no entra en conflicto con nuestro concepto de realidad. Los magos, los dragones y las hadas que aparecen en los cuentos populares no son fantásticos en la medida en que no cuestionan nuestro mundo. Los personajes que habitan estas historias aceptan los encantamientos y los sucesos extraordinarios de todo tipo como algo normal. Lo sobrenatural desde la perspectiva de nuestra realidad es, por tanto, plenamente natural en el nuevo mundo inventado.
Si, tal como afirmábamos antes, la ficción fantástica tiene, en algunos círculos, menos prestigio que la realista por ser considerada como una forma de evasión, lo maravilloso está aún un escalón por debajo de ella. Al fin y al cabo, los autores que se han dedicado a la literatura fantástica se encuentran dentro del canon y aparecen en todas las historias de la literatura. Mientras que el género de lo maravilloso, la llamada high fantasy en inglés, queda habitualmente relegada al ámbito de la paraliteratura, de la ficción popular, que para algunos es prácticamente lo mismo que decir que se trata de textos de escasa calidad artística.
Ya hemos dicho que la literatura fantástica pretende, de algún modo, hacer reflexionar sobre la naturaleza de lo que llamamos realidad, pero ¿qué nos aporta la literatura maravillosa? ¿No busca esta, efectivamente, una huida hacia otros universos, poblados de elfos y otras necedades inexistentes? ¿No nos invita a refugiarnos en una burbuja absurda solo apta para los más jóvenes o los menos cultos?
En La infancia recuperada, Fernando Savater, parafraseando a Walter Benjamin, nos explica que el interés práctico y el consejo sapiencial forman parte del carácter esencialmente esperanzador de la narración (entendiendo esta como un género opuesto al de la novela burguesa). La utilidad de estas narraciones puede ser una moral, un proverbio o una regla para la vida, pero, en cualquier caso, el narrador es alguien que da un consejo al que lo escucha. La aventura del relato se toma como propia, y el narrador se basa en su propia experiencia o en la fidelidad a la memoria que conserva su sabiduría para señalar al oyente los peligros que puede encontrarse en el camino e indicarle cómo superarlos. La novela moderna, por el contrario, nace para contar la desazón del hombre traicionado por todas las historias, por la memoria misma.
En la narración, tal como dice Savater, al héroe todo se le vuelve bien, nada malo puede pasarle, incluso aunque sea derrotado, algo que algunos entienden como una ingenuidad digna de burla: “pero no: noble y generosa ingenuidad, nacida libre, que aún no separa el bien del triunfo del bien, ni el mal de la derrota del mal y hace que el héroe avance seguro e invulnerable hasta el corazón mismo del infierno, probando aun allí que, a fin de cuentas, el bien es lo más práctico, lo más verdadero, lo único con que se puede efectivamente contar y que ni la muerte puede desmentir tan relampagueante evidencia”.
¿No podemos entender la obra de Tolkien como una narración en el sentido de Benjamin? ¿No son los relatos épicos de la Tierra Media una orientación para la vida como lo eran los cuentos populares o las leyendas antiguas? Seguramente muchas de las obras que pertenecen a este género son de segunda clase y se limitan a repetir esquemas y tópicos, pero no nos engañemos, eso ocurre también en la literatura más realista: los relatos de calidad son la excepción.
Y, sin embargo, hay novelas como las firmadas por este autor británico, filólogo y especialista en literatura medieval, que conservan la sabiduría transmitida de generación en generación por las historias tradicionales, y que tienen, además, un carácter iniciático y preparan para la vida.
El triunfo final, el final feliz no son muestra de un infantilismo ridículo, sino que, como el propio Tolkien nos dice en su ensayo sobre los cuentos de hadas, tienen una función consoladora. La “eucatástrofe” es, en su opinión, la función más elevada y la forma natural de este tipo de relatos. Por más peligros o infortunios que encuentre el héroe, la narración siempre dará un giro que lo conducirá hacia el éxito. No se niega la existencia del dolor ni del fracaso, puesto que estos son necesarios para disfrutar de la alegría de la liberación. Rechaza, eso sí, sin embargo, incluso contra toda evidencia, la derrota definitiva universal, y se convierte así es un “evangelio” que ofrece esperanza al lector.
Dice el refrán que sobre gustos no hay nada escrito (aunque, en realidad, han corrido ríos de tinta sobre los gustos “correctos” e “incorrectos”), y, en ese sentido, cada cual es libre de leer lo que le plazca y de sentirse atraído por un tipo de ficción u otro. Pero desprestigiar a la ligera ciertos géneros como escapistas o superficiales dice, a mi entender, más sobre el crítico que sobre el texto comentado. La literatura fantástica, hija de nuestra modernidad, nos invita a cuestionarnos nuestra idea del mundo y con ello nos inquieta, mientras que la literatura maravillosa, heredera de nuestras tradiciones más antiguas, nos sirve de guía y nos asegura que, en contra de todas las apariencias, se puede vivir desde la esperanza.
Natalia González de la Llana Fernández
www.unesqueletoenelescritorio.blogspot.com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)