La historia presenta a un joven (Facundo Espinosa) que busca a su novia desaparecida (Camila Velasco) con ayuda de una amiga (Marina Glezer). La investigación los lleva hasta una casa antigua donde, en su interior, aguardan dos asesinos (ex militantes del grupo parapolicial Triple A: Alianza Anticomunista Argentina) equipados con veinticinco cajas de explosivos perdidas desde los tiempos de la dictadura militar. Los ancianos reclutan a las jóvenes mediante el chat y, una vez secuestradas, las someten a sesiones de tortura, donde se las rocía con nitroglicerina, esperando a que exploten ante el mínimo golpe.
Sudor Frío es un rejunte de ideas tomadas de muchísimos films, y que no alcanza a constituirse como homenaje. Así reconocemos “influencias” de El juego del miedo, REC, y películas de asesinos seriales amantes de los mensajes cifrados.
Tras un planteo inicial que despierta interés, la película cae en una debacle de despropósitos e incoherencias que ni siquiera causan gracia. Hay situaciones muy forzadas (las criaturas del sótano), errores de continuidad (a Camila Velasco le cortan el cabello, y en las siguientes escenas aparece con un prominente rodete: la magia del cine que le dicen), un triángulo amoroso patético, y nada de sentido común (¿cuánto puede costar inmovilizar de un golpe en la cabeza a un anciano que casi no camina, en lugar de huir de él todo el tiempo como si fuera el mismísimo Jason?).
Las actuaciones ni merecen consideración. Apenas Facundo Espinosa muestra su oficio como puede, y Glezer lo sigue de cerca. El resto del elenco sobreactúa (en el mejor de los casos) y lucha por pronunciar las pocas líneas que les tocan sin tartamudear y sin olvidarlas.
Del lado positivo, apenas podemos rescatar el topless gratuito de Camila Velasco (¡que triste que haya que conformarse con eso! ¡y qué bueno que lo haya hecho!) y los personajes de los vecinos drogones (tal vez viejos amigos del director) que me hicieron reir de verdad.
Pocos saben cuánto me hubiese gustado escribir una buena reseña. En definitiva es cine nacional de terror, y como fanático del género me encantaría que se genere una corriente de directores abocados a producir películas de este tipo. Pero tampoco podemos aceptar cualquier cosa. Un mínimo de cuidado con los guiones, por favor, es lo poco que pedimos.
¡ASÍ SÍ!: El rubro técnico es impecable (edición y efectos especiales). Lo mejor de la película y lo único merecedor de las neuronas que le pongo.
¡ASÍ NO!: Falta madurar muchísimo todavía. Un film sin identidad que busca el efecto fácil a cualquier precio, con nula verosimilitud y casi sin historia.
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