The Fourth Kind toma parte de la mitología mencionada, pero prescindiendo del contenido gore y sexual. Presentada como un caso real, la historia narra las investigaciones que realiza la psicóloga Abigail Tyler en Nome, una pequeña localidad de Alaska, donde muchos de sus habitantes han desaparecido y otros comienzan a sufrir alteraciones del sueño. En realidad, la doctora arriba al lugar para continuar las investigaciones de su marido, muerto en extrañas circunstancias mientras dormía junto a ella, intentando así encontrar pistas que la ayuden a dilucidar qué pasó con él. Utilizando la hipnosis descubrirá que los lugareños tienen visiones recurrentes de lechuzas y que sufren alteraciones de la conducta que rozan la locura. ¿Están siendo visitados por seres extraterrestres, o todo no es más que un caso de histeria colectiva?
Lo primero que llama la atención es el uso combinado de escenas documentales y tramos dramatizados, a través del efectivo recurso de pantalla dividida al mejor estilo 24. De entrada Milla Jovovich, quien interpreta a la doctora Tyler, se encarga de aclarar mirando a los ojos al espectador, que los hechos que narra el film están basados en casos reales. Y que allí están los registros originales para comparar, mostrando a la verdadera psicóloga, demacrada y al borde de la anorexia, compartiendo líneas de diálogo con la propia Milla en un ejercicio de edición más que interesante.
Lamentablemente, una buena idea y un comienzo prometedor chocan contra un desarrollo repetitivo y una acción que avanza a paso de tortuga. Para colmo los eventos que deberían captar el interés son de dudosa efectividad y sólo contribuyen a aumentar el tedio general. Por un lado, la relación planteada entre las abducciones y la antigua civilización sumeria no termina de cuajar por estar mal desarrollada y termina generando confusión. Los sustos son los de manual: golpes de sonido y brusquedades varias saltando hacia el espectador. Además, cuando las imágenes documentales parecen que van a mostrar un OVNI o a los testigos sufriendo escalofriantes posesiones que rebajan al El Exorcista a la categoría de film infantil, sistemáticamente las grabaciones sufren interferencias que no dejan ver casi nada. Algo muy, pero muy irritante.
Pero esto no es todo. Hasta cierto punto estamos acostumbrados a que un argumento que promete interesantes dosis de suspenso termine destruído por un mal guión o la impericia de su director. En este caso, a tamaña debacle, se le suma algo peor: el tratar a la gente de idiota.
¿Son reales las secuencias documentales que acompañan el film? ¿Existe una doctora llamada Abigail Tyler? La gente del sitio Marcianitos Verdes realizó una exhaustiva investigación por Internet que buscaba develar el porcentaje de verdad encerrado en la película. Los resultados son sorprendentes, y muy molestos. Resumiendo:
*En Nome hubo efectivamente casos de desapariciones y muertes misteriosas entre 1960 y 2004. Pero no se debieron a abducciones extraterrestres. En un principio se pensó en el accionar de un asesino serial, pero el FBI terminó atribuyendolos al duro clima invernal y el exceso de alcohol.
*Para los que piensan que el anterior punto revela el típico caso de encubrimiento oficial: el Alaska Psychiatry Journal, la publicación utilizada por la doctora Tyler para divulgar sus estudios, no existe. El sitio web alaskapsychiatryjournal.org hoy no está disponible, pero en su momento se ocultaba tras un proxy que mantenía anónimos a sus responsables. Con toda seguridad parte del marketing viral.
*Los enlaces a los artículos atribuídos a una supuesta doctora Tyler conducen a páginas inexistentes.
*Ninguna institución psiquiátrica o educativa de Nome tiene constancia de que una doctora con ese nombre haya estado en la localidad en el período que se dice realizó la investigación.
*La localidad del film no es Nome. La ciudad verdadera, por ejemplo, carece de montañas tal como se aprecia en la película. En la crítica del diario Clarín se menciona que nunca se filmó en Alaska. Las locaciones correpondían en realidad a Bulgaria, Canadá y California.
El artículo completo pueden leerlo aquí.
Trailer
Y para rematar: la supuesta doctora Tyler que se ve en la película no es otra que la actriz Charlotte Milchard, con ficha en IMDB. En los créditos de la película figura, junto a otros actores, como “residente de Nome”.
Porque la película no es buena, y además se bastardeó al público con un torrente de mentiras innecesarias, mi calificación será lapidaria.
¡ASÍ SÍ!: La idea no era mala. La edición, interesantísima, denota muchas horas de trabajo.
¡ASÍ NO!: ¿A quién se le ocurre hacer una ficción de otra ficción? Porque no quedan dudas de que las filmaciones "reales" son un montaje. Sólo a un ladrón inescrupuloso como Olatunde Osunsanmi. (¿Se nota mi enojo?)
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