La historia es muy
simple, y está diseñada para servir de homenaje a todas esas series animadas y películas
(eiga) de monstruos (kaiju) gigantes y mechas (robots de gran tamaño
controlados por lo general por uno o más pilotos), provenientes de Japón y que
han capturado la imaginación de grandes y chicos durante décadas. En Pacific
Rim vemos cómo una falla localizada en el fondo del océano deja aflorar varias
criaturas de colosal tamaño (denominadas precisamente kaijus), y cuyo hobby
consiste en pisotear ciudades enteras. Durante años el hombre construyó
máquinas llamadas Jaegers para combatir cuerpo a cuerpo contra ellas, pero su
costo y la escasez de buenos resultados deriva en que sean reemplazadas por un
muro protector gigantesco. La aparición de monstruos cada vez más poderosos volverá
a ponerlas en el centro de la acción.
Como ya dije, no debemos
ponernos detallistas con el argumento. Simpleza, clichés y personajes
estereotipados a granel (salvo el de Ron Perlman que merece película propia)
forman parte del cóctel. Nada de esto influirá en mi nota final, porque a
diferencia de Man of Steel, el director deja siempre en claro que sus pretensiones
fueron las de divertir a la audiencia, ni más ni menos.
Y vaya si lo
consigue. Como fanático del cine japonés que es, nos regala imágenes nunca
antes vistas en este tipo de films, con impresionantes batallas cuerpo a cuerpo
entre los jaegers y una variedad de criaturas alucinantes.
Solo algunas cuestiones
impidieron que la experiencia fuera perfecta. Por un lado todas las batallas
son en escenarios nocturnos. Debería haber incorporado escenas diurnas; es algo
que personalmente aprecio porque aumenta el nivel de disfrute de los detalles. La
oscuridad del film contribuye a que los primeros planos de algunos combates,
sobre todo en el último, sean muy confusos. El monstruo del final además no
está a la altura de los demás, ya que no logra crear la sensación de amenaza
que el clímax merecía. Y por último, segmentos de la primera mitad con mucho
diálogo lograron aburrirme, pero solo un poco.
El resto convierte a
Pacific Rim en una magnífica película de “monstruos”, plagada de efectos
especiales alucinantes y con un 3D que justifica pagar el sobreprecio de la
entrada.
¡ASÍ SÍ!: La película que todo fanático de los mechas y las películas de Godzilla esperaba ver.
¡ASÍ NO!: : Guión flojo, pero coherente con el de la mayoría de las películas en las que se inspira.