Ya en la década de los 70s, la productora británica Amicus (especializada en cine de terror y gran competidora de la Hammer), decide recurrir a las aventuras de Burroughs para competir con el cine norteamericano. El productor John Dark convoca inmediatamente al director Kevin Connor, que había estrenado su primera película tan solo un año antes, para llevar la novela mencionada a la gran pantalla, y se asocia con la norteamericana American Internacional Pictures (A.I.P) de Samuel Z. Arkoff.
Sólo faltaba el protagonista, y lo encontraron en el actor Doug McClure. Popular por su participación en varios westerns y sobre todo en la serie televisiva El Virginiano, por una vez decidió dejar de codearse con indios y bandidos para enfrentarse a feroces dinosaurios.
El trío Dark-Connor-McClure ya estaba formado, y durante los siguientes cuatro años nos llevarían de paseo por increíbles mundos perdidos, desde islas misteriosas hasta el centro de la Tierra y el fondo del mar.
La tierra olvidada por el tiempo fue la primera de cuatro incursiones, adaptada para la pantalla por dos escritores del género fantástico: James Cawthorn y Michael Moorcock (sí, el papá de Elric). Un submarino alemán hunde un barco comercial británico durante la primera guerra mundial. Los sobrevivientes toman el submarino, y luego de varias idas y vueltas donde el control pasa de un bando a otro como en una comedia de enredos, todos terminan perdidos en las cercanías del polo sur. La aparición de Caprona, una isla congelada por fuera pero con verdes valles interiores gracias a su intensa actividad volcánica, los obligará a pactar una tregua y les dará la oportunidad de encontrar el combustible necesario para volver con el submarino al continente.
A la mutua desconfianza entre alemanes y británicos habrá que sumarle los peligros naturales de la isla: feroces dinosaurios, habitantes primitivos con pelos desde los hombros a la cabeza (no había presupuesto para maquillarles el resto del lampiño cuerpo), y el propio volcán.
Llama la atención que utilizaran monstruos de tamaño natural manejados mecánicamente, y no la técnica del stop-motion. Esto derivó en criaturas con tortícolis, que apenas abren la boca y se mueven a los tumbos. Hay breves secuencias animadas cuadro a cuadro, pero muy básicas y limitadas con el fin de ahorrar dinero.
Trailer
No esperen un Jurassic Park. La historia es infantil, con toques bizarros, absurdos (bueno, Jurassic también los tenía, je)...pero nadie puede negarle un encanto especial, que entretiene en todo momento y que captura con acierto la escencia del relato de aventuras. Y ya no importa que los pterodáctilos nunca muevan sus alas para volar y que los gigantes carnívoros carezcan de gargantas. Es la clase B en su máximo nivel, con un poquito de pseudociencia darwiniana por aquí, efectos baratos por allí, y mucha diversión.
Mi recomendación para ver un domingo lluvioso. Intelectuales abstenerse.
¡ASÍ SÍ!: Buen exponente de cine clase B, con un interesante final.
¡ASÍ NO!: Matar dinosaurios que no representan ninguna amenaza: ¡fea la actitud!
Ficha IMDB
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