Arren será recogido por Gavilán (o Ged), un mago que sufre las consecuencias del desequilibrio, y lo llevará hasta la cabaña de la hechicera Tenar. El destino lo unirá a la joven Therru, una chica que arrastra la marca de un pasado familiar violento en forma de quemadura en su rostro. El crimen de Arren y sus arranques violentos estarían ligados a la destrucción del balance, y que tiene un solo responsable: un mago resentido con aspecto de travesti llamado Cob. Este tipo intentará secuestrar a Arren para concretar sus planes, pero el príncipe contará con la ayuda de sus nuevos amigos para evitarlo.
La historia está basada en el tercer libro de la saga de Terramar, historias escritas por la prestigiosa escritora Ursula K. Leguin, especializada en el género de fantasía y publicados entre el año 1968 y 2001. “La costa más lejana”, inspiración de este film, data del año 1974.
Ghibli se caracterizó siempre por la altísima calidad de su animación, utilizando el tradicional sistema del dibujo cuadro a cuadro. Y es en este punto donde el film decepciona. Aunque hay bellos fondos con mucho trabajo detrás (sobre todo los de los ambientes urbanos), falta la sensación de profundidad y dinamismo de otros trabajos. Apenas hay uso de planos diferenciados y animación de detalles como hierba o diminutos animales. La mayoría son dibujos planos como los que encontramos en cualquier serie de tv, y el movimiento de texturas como las hojas de los árboles brillan por su ausencia. Hasta la movilidad de las personas se ve deslucida comparada con Mononoke o El Castillo Ambulante. Y encima, para acelerar los tiempos de producción, se usó CGI en los tramos más complicados.
Ojo, “Cuentos de Terramar” sigue estando por encima del promedio, pero ante las maravillas a las que nos tenía acostumbrado el estudio desde lo visual, la película parece retroceder hasta los orígenes, hasta Nausicaa.
Lo que no defrauda es la banda sonora a cargo de Tamiya Terashima y con colaboración de Carlos Núñez Muñoz, músico español considerado de los mejores gaiteros del mundo. Sus interpretaciones con ocarina y gaita se pueden escuchar en 11 de las 22 canciones del film.
En cuanto a la historia, es demasiado simple y poco fiel a la novela, con una explicación sobre la relación entre vida y muerte que suena a filosofía barata. Pero el avance pausado y los momentos de calma son un acierto que la diferencian del feroz ritmo impuesto por Hollywood. Una cualidad que permite acercarnos a los personajes, a enterderlos un poco más y a darle más verosimilitud a sus sufrimientos.
Trailer
La clave del bajón de calidad está en su director. Como Hayao Miyazaki, el máximo responsable de los éxitos del estudio, estaba ocupado con “El increíble castillo vagabundo”, su hijo Goro tomó la responsabilidad. La falta de experiencia se nota en un trabajo que hasta su propio padre descalificó en público, al no superar el estándar de calidad impuesto por él mismo. La autora del libro también se manifestó desilusionada al notar la simplificación de la historia y la cantidad de secuencias inventadas por Goro y que tergiversan el universo de Terramar.
Goro, que acusaba 39 años al momento del estreno,
encontró nuevo trabajo: ahora le sirve café a los dibujantes
encontró nuevo trabajo: ahora le sirve café a los dibujantes
Como sea, se deja ver a pesar de ser lo más flojo de Ghibli (no creo que Hayao vuelva a poner al mando a su hijo por mucho tiempo), y para superar el traspié el genial director de 67 años acaba de estrenar un nuevo film: Gake no ue no Ponyo (Ponyo del Acantilado).
Dato extra: según wikipedia no podrá ser estrenada en EEUU hasta el 2009 ya que el canal Sci Fi posee los derechos en ese país sobre la obra de Terramar.
¡ASÍ SÍ!: La banda sonora mantiene los niveles de excelencia de las producciones japonesas. Resuelve bien los climas...
¡ASÍ NO!: ...pero sigue siendo simple tanto en lo argumental como en el acabado.
Ficha IMDB
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