25/1/19

Mandy (2018)


 Siempre que se estrena una película de Nicolas Cage elijo el mejor sillón y me dispongo a disfrutar. No importa si la película es mala o buena. Nicolas es como un actor de culto (tal vez el único vivo en actividad) que goza de total impunidad, mal que le pese a sus detractores. Y si la película promete salirse de los carriles convencionales, pues la mesa está servida.

El director Panos Cosmatos apenas tiene una sola película previa, aunque puede presumir de ser el “hijo de” George Pan Cosmatos, responsable de obras como “Escape de Atenas” (1979), “Rambo II” (1985), “Cobra” (1986), y “Tombstone” (1993). Su estilo apenas tiene que ver con el de su padre, aunque puede atisbarse cierta influencia en las escenas de acción.

En Mandy seguimos a la pareja formada por el personaje del título (Andrea Riseborough) y Red, su pareja interpretada por Nicolas Cage (en un gran trabajo que me recuerda al de  “El beso del vampiro”, gran cinta de 1988). Viven una existencia apacible en medio del bosque, hablando de planetas, cómics y libros fantásticos, hasta que cierta noche irrumpe una secta religiosa pasada de drogas que secuestra a la mujer. Con el apoyo de unos motociclistas de aspecto inhumano, la torturan frente a su maniatado esposo, sin que pueda hacer nada.


El film es una oda al exceso, a lo viceral, a lo psicodélico. Lo mejor de Panos está en el tratamiento visual, que de forma acertada nos sumerge en un mundo de colores rojos, saturados, que desdibujan la realidad, acercándonos a la visión de esos enfermos empachados de drogas.

Cuando Cage emprende su venganza, luego de una hora de historia, se multiplican las referencias a películas del género. El fanático podrá reconocer guiños a “La masacre de Texas”, “La última casa a la izquierda”, los cenobitas de “Hellraiser”, el arte de tapa de ciertos discos de rock, la animación de películas para adultos como “Heavy Metal”, y el gore explícito de los ochentas, en claro homenaje al gran Tom Savini.

 
Una mezcla que, aunque no lo parezca, funciona perfectamente en esta clase de films. El problema está en la historia propiamente dicha. No tiene que ver con la morosidad, pero sí con una primera hora de película que podría haberse resumido en treinta minutos más precisos y que no contrastaran tanto con el tono de la segunda mitad, donde los diálogos se transforman en pura acción.
Una acción que además está tratada con cierto apuro, donde los enfrentamientos son breves y los villanos torpes: en su mayoría caen sin demasiada dificultad ante la ira de Cage (no me podía quitar de la cabeza el Rambo que dirigió su padre varias décadas atrás).


Problemas de un director al que le faltan más horas de metraje, pero que si continúa adquiriendo experiencia, seguro nos brindará la película Z definitiva en un futuro no tan lejano.



¡ASÍ SÍ!: Acertada banda sonora. Muy buen tratamiento visual y homenajes al género. El clima insano. Y Nicolas Cage.
 

¡ASÍ NO!: Pero poco equilibrada desde lo narrativo. Por momentos pienso que no deja de ser una simple película de muerte y venganza como miles ya hechas, con toques pretenciosos.






1 comentario:

Frodo dijo...

Don Neurona Muerta, tendré que ver para sacar mis conclusiones.
Me gusta el tipo de clasificación con nivel sináptico y las Legrand de Tinayre

Abrazo!