Hoy les presento las tarjetas de dos clásicos de la década dorada del cine estadounidense de sci-fi. Primero, una obra maestra del único, del grande, Harry Harryhausen, y su pulpo gigante "castrado" (animó seis tentáculos en lugar de ocho por una cuestión de presupuesto y tiempos). Y luego una de las peores películas de esa década, cómica sin proponérselo: la invasión de los extraterrestres con pelotitas de ping pong en lugar de ojos (momento cumbre de los FX en el cine).
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