¡Cómo me hubiese gustado tener profesores como Beakman, y no las viejas aburridas que aún pululan por las aulas de los colegios! El nivel cultural de la juventud sería otro. Beakman era un científico medio loco encargado de enseñar ciencia a los niños (y a los grandes) mediante experimentos y explicaciones de tono bizarro. Estaba acompañado por una mujer y una rata de laboratorio bastante desagradable.
El mundo de Beakman se basó en You Can With Beakman And Jax, una tira educativa publicada en los periódicos de USA y creada por Jok Church para enseñar ciencia a los más chicos. El programa derivado fue protagonizado por el actor y marionetista Paul Zaloom y estuvo en el aire 5 temporadas: inicialmente en The Learning Channel, y posteriormente en la cadena CBS.
Lester, la rata de laboratorio, contó con la cara y el cuerpo de Mark Ritts, mientras que las chicas fueron rotando al avanzar las temporadas: de 1993 a 1994 fue Josie (Alanna Ubach), de 1994 a 1995 Liza (Eliza Schneider), y de 1995 a 1996 Phoebe (Senta Moses).
Mención aparte merecen Don y Herb: dos pingüinos que desde el polo sur miraban el show y que siempre abrían y cerraban el programa con algún comentario delirante.
El éxito fue fenomenal, a tal punto de ser transmitido por 225 emisoras dentro de EEUU y 90 países alrededor del mundo, además de ganar cerca de 25 premios. En Argentina lo emitió el desaparecido canal Magic Kids durante los noventas, y en 2006 el canal Boomerang, justo antes de convertirse en la basura que es hoy.
A continuación les dejo un episodio elegido al azar de esta bizarra serie, y en la que participa Alanna Ubach, la mejor de las compañeras femeninas a mi humilde parecer. ¡Bada bing, bada bang, bada vamos allá!
*Algunos capítulos en audio latino aquí y aquí.
*Muchos capítulos con audio español vía Series Yonquis.
*La nota triste: Mark Ritts murió el 7 de diciembre de 2009 debido a un cáncer de riñón. Tenía 63 años.
Viendo el reportaje sobre cómo responder preguntas nos damos cuenta de lo importante que resulta internet hoy en día. ¡Y de que 1993 parece la prehistoria misma!
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