Año 2020. Hugh Hackman es Charlie Kenton, un ex boxeador que se dedica a participar de peleas de robots desde que la participación de humanos fuera prohibida. Su reputación está por el piso ya que no puede ganar una batalla y la acumulación de deudas crece de manera exponencial. Encima se entera de que su ex mujer muere, y que le deja un hijo de 11 años (Dakota Goyo) que debe reconocer contra su voluntad. Es, en definitiva, un desastre de persona. Mediante un ardid que no revelaré, se las arregla para que su cuñada tenga la tenencia, pero a cambio de vivir los siguientes dos meses con el niño. Como se pueden imaginar, al principio la relación entre ambos será la peor, pero las luchas de robots serán la excusa perfecta para convertir el vínculo en una verdadera relación padre-hijo.
Para empezar, estamos ante una historia muy bien contada, que transmite emoción y adrenalina en dosis justas a pesar de la sensación de deja vu constante. Tan simple como eso. Existen muchas escenas de diálogos que desaceleran peligrosamente la trama, pero al rato una secuencia de acción muy buen puesta viene al rescate y espanta los bostezos.
Los personajes principales están muy bien planteados. Hackman es convincente como el inescrupuloso padre que sólo piensa en su bienestar. Evangeline Lilly compone a una amiga, hija de su antiguo entrenador, que siempre está allí para salvarle el día. Pero el que se roba la atención es el joven Dakota Goyo, el hijo que supera en madurez, determinación e inteligencia al padre, y que contribuirá a su crecimiento personal sin quererlo.
En el rubro musical se encuentra el genial Danny Elfman, mencionado más de una vez en este blog. ¿Qué quién es? Sólo basta mencionar algunas de las series/películas para las que compuso la música: Beetlejuice (1988), Batman (1989), Razas de la noche (Nightbreed, 1990), El joven manos de tijera (Edward Scissorhands, 1991), The Nightmare Before Christmas (1993), Spiderman (2002), y muchas, muchas más. Pero tal vez su creación más conocida sea la que abre cada capítulo de la serie de la familia amarilla: Los Simpson. En esta ocasión los temas que sirven de preámbulo a las batallas son fantásticos. Inmediatamente ponen en clima y predisponen a la acción.
Y llegamos al rubro efectos especiales. Impecables. Para el film se utilizó una combinación de CGI con animatronics que, salvo en algunos movimientos un poco bruscos, resultan absolutamente realistas. La galería de robots es muy original y vistosa, y estoy contando los días hasta que aparezcan en las famosas “cajitas felices”.
En definitiva, un gran entretenimiento que apela a una historia básica para divertir. Si no son de los obsesionados por analizar demasiado, la van a pasar genial.
¡ASÍ SÍ!: Grandes batallas, muy buenas actuaciones y excelente banda sonora.
¡ASÍ NO!: Rejunte de tópicos y lugares comunes que empachan.
1 comentario:
Nunca me gustó mucho Acero, el relato de Matheson. Es de los relatos del maestro más flojos, pero creo que no se merecía lo que le han hecho con esta adaptación.
Sólo de ver el cartel se me pone mal cuerpo. Y Jackman está ganando muchos enteros para convertirse en un payaso a la altura de Nicholas Cage.
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