Nate (Rourke) es un músico que osó acostarse con la mujer de un mafioso de temer, Happy Shannon (Murray), y que escapa por poco de los matones que éste envía para liquidarlo. De esta manera termina en un circo de fenómenos en medio del desierto y hogar de Lily, una joven que posee alas. El hombre se enamora y terminan huyendo. Pero como es demasiado ingenuo o demasiado idiota, le ofrece en secreto a Happy compartir las ganancias que genere la chica a cambio de que le perdone la vida. Por supuesto que el mafioso termina quitándole a la muchacha, sólo para exhibirla en público y ver películas en blanco y negro (o no funcionaba el viagra o a Happy no le interesan las mujeres con alas).
La historia toda es una sucesión de situaciones inverosímiles. No nos creemos nada de lo que pasa, ni la inocente candidez de Megan Fox que vive poniendo caritas de sufrimiento, ni las buenas intenciones y la torpeza permanente de Rourke, ni a Murray queriendo a la angelical criatura sólo para verla de lejos. Podría ser más duro, pero me contengo.
Toda la película se reduce a Rourke encontrando a la chica, perdiéndola, volviendo a encontrarla, perdiéndola otra vez, encontrándola nuevamente, perdiéndola, etc., hasta llegar a un final que en lo personal me hizo soltar una buena carcajada.
No merece más análisis. El que se atreva a verla seguramente se sorprenderá con otros detalles omitidos deliberadamente. Un claro ejemplo de drama clase B.
¡ASÍ SÍ!: Megan Fox, de angelito y con poca ropa.
¡ASÍ NO!: Todo lo demás.
1 comentario:
Hay que ver esto!
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